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miércoles, 21 de octubre de 2020

SE SUPONE QUE ES AMOR

Si yo pudiese mandar en mi amor quizás no la querría, pero a tanto no llega mi poder. 
No la amo porque sus labios sean dulces ni brillantes sus ojos, ni sus párpados suaves. 
No la amo porque entre sus dedos salte mi gozo y juegue como juegan los días con la esperanza. 
No la amo porque su cuerpo sea para mí la única primavera. 
No la amo porque al mirarla sienta en la garganta el agua y al mismo tiempo una sed insaciable. 
La amo sencillamente porque no puedo hacer otra cosa que amarla.


Testamento andaluz, 1994 de Antonio Gala
Medina Azahara ciudad que ordenó construir Abd al-Rahman III. Ciudad con nombre de flor y la urbe más hermosa de la época en honor y homenaje a la más bella y hermosa concubina del primer califa de Córdoba. Ubicada a pocos kilómetros de la ciudad de Córdoba.
Se la dedico a su mujer favorita de las que formaban parte su harén como muestra de amor superlativo.
También se denomina Ciudad Resplandeciente. 

viernes, 22 de noviembre de 2019

SEN TI NON PODO VIVIR - BUSCANDO LEONES EN LAS NUBES

Lela es un tema clásico escrito por la gran figura de la cultura gallega, Alfonso Rodríguez Castelao, en los años treinta del pasado siglo, con música de Rosendo Mato Hermida, y tiene una historia bonita, algo triste, pero para mí conmovedora. La pieza formó parte de una obra teatral de Castelao, Os vellos non deben de namorarse (Los viejos no deben enamorarse), estrenada en 1941. La canción, pensada a la manera de una tuna compostelana, suena aquí en la voz de la portuguesa Dulce Pontes (aunque no acaba de gustarme del todo el toque demasiado “fadista” que imprime al por otro lado bellísimo tema). Lela aparece en la obra como una serenata estudiantil interpretada por un coro de boticarios que se burla de un viejo enamorado de una chica que lo ignora y le hace sufrir. Su letra tiene un punto de amarga ironía, la que rezuma de la mirada cruel de un mundo que ve patético y no admite el amor de un anciano por una chica joven. Aunque mi lectura -interesada, claro- habla en cambio de la persistencia del amor, de su energía vital, de su irrefrenable poder que no cede ante barreras ni convenciones, ante distancias ni prejuicios, ante lugares comunes, ante diferencias de clase, de raza, de edad; un amor que, optimista, confía, se ilusiona, sueña, espera, imagina, crea, respira, vive... pese al insoportable peso del siempre victorioso principio de realidad (en la obra, el boticario enamorado, Don Saturio, muere al no soportar la ingratitud de Lela, la amada Leliña de sus sueños). Os recomiendo, en relación a esta vertiente del tema de "los amores imposibles" -la que tiene que ver con los desequilibrios de edad-, el espléndido Amor y vejez, de Chateaubriand, del cual ofrecí una reseña hace años en mi otro espacio de Radio Universidad, todosloslibrosunlibro.blogspot.com (Fuente: Alberto San Segundo-Radio Universidad Salamanca)


Lela
Están as nubes chorando
Por un amor que morreu
Están as ruas molladas
De tanto como chovéu
Lela, Lela
Leliña por quen eu morro
Quero mirarme
Nas meninas dos teus ollos
Non me deixes
E ten compasión de min
Sen ti non podo
Sen ti non podo vivir
Dame alento cas túas palabras
Dame celme do teu corazón
Dame lume cas túas miradas
Dame vida co teu dulce amor

lunes, 29 de julio de 2019

UNA RECOMENDACIÓN - JORGE DREXLER - SOMOS INFLUENCIA DE LA CULTURA UNIVERSAL

Jorge Drexler, compositor y cantante uruguayo dio una charla en el Centro de Tecnología, Entretenimiento y Diseño de Vancouver (Canadá). Habló de las ritmas, de las décimas y de donde vienen realmente las raíces. Todos somos influencia de la cultura universal.

viernes, 1 de diciembre de 2017

POESÍA CUBANA - MÚSICA - MUEVE LA CINTURA MULATA

Fenomenal trabajo de Alberto San Segundo en Buscando leones en la nubes de Radio Universidad de Salamanca. Lectura de poesía cubana y música de la isla. Una hora maravillosa. Os animo a escuchar esta emisión de "CUBA. MUEVE LA CINTURA, MULATA"

martes, 24 de noviembre de 2015

EROS AS A GIRL

Os dejo audio maravilloso de Alberto San Segundo: Blog Buscando leones en las nubes, Universidad de Salamanca. Eros as ……

miércoles, 4 de noviembre de 2015

CESARE PAVESE - EL OFICIO DE VIVIR

Víctima de repetidas crisis depresivas, Cesare Pavese se suicidó el 27 de agosto de 1950 en un hotel de Turín, ingiriendo doce sobres de somníferos.
Un non se mata polo amor dunha muller. Un mátase porque un amor, calquera amor, nos revela a nosa nudez, a nosa miseria, o noso desamparo, a nada. (Cesare Pavese).
Cando somos novos lamentamos non ter unha muller, cando nos facemos vellos lamentamos non ter a muller. (Cesare Pavese).
Su amada casada con otro. Fracaso amoroso. La soledad.
Os dejo audio maravilloso de Alberto San Segundo: Blog Buscando leones en las nubes, Universidad de Salamanca.

lunes, 13 de julio de 2015

LUISA CASTRO LEGAZPI - MORDIENDO POR LAS CALLES A LOS HOMBRES QUE SE AMANA

Mordiendo por las calles a los hombres que se aman
Algunas palabras para perder la vía,
algunas palabras, que no falten palabras,
quiero saber
el lugar
que
ocupa
mi
odio, quiero saber dónde se puede encontrar
una tienda del mejor
de los vinos
del vaso de la palabra.

Atentos al dolor, sí, sí,
atentos al dolor como en los huesos poderosos de mis
piernas,
atentos al regreso de los hombros
o la tierra hacia las ascuas.

Quiero saber cómo se cae a las llamas,
cómo se cae a la hoguera alta
y doble del
dolor mejor de todo dolor. Yo soy
un ángel falto de recursos, no me mires, voy
hecho lentamente
con el corazón pobre de pobreza de ángel,
con la indigencia en el centro
atento
como un noble mensajero del error
al dolor
de los mamíferos.

Cómo se me vierte el fuego en la raíz
de la lengua y la carne
empieza a oler a campana que no cesa. Es terrible,
es terrible
no conocer el mundo de las aves inferiores,
sus migraciones, vuelos,
averías, de las cornejas tan útiles, de las
golondrinas ignorantes y ciegas,
de las gaviotas tristes como
otoños.

Mirad, mirad, es tan terrible esto,
yo creo adivinar la sangre de
los míos, es larga, aguda, cruel, se necesitan
trajes
para verlo. Como mi sangre
que va
mordiendo viñas, que va
mordiendo
cuerpos, que va con dientes y con sangre
mordiendo por las calles a los hombres que se aman
saliendo de los cines.

Yo vivo en una ciudad pétrea y
a veces
somos pasos.

Se pueden ver arrastrando a nadie,
se pueden ver
lustrosas cabelleras,
tres o cuatro pasos solos,
duros,
precisamente amargos golpeando
la tarde y las cenizas
brillantes
como lluvia.

Y las mujeres que cuento en mi cabeza, que recuento,
que olvido,
sus vestidos azules que tendré que colgar, sus
dolorosas manos, vírgenes verdaderas.
Las mujeres que mi madre me abrió para que no empezase
todos los versos con su nombre. Para que no empezase
todos los versos con su vidrio de nombre.
Todas las mujeres que
recuerdo
buscando un duro cuenco donde albergar el vientre.
Todas las mujeres que mi madre me abrió.

Pero perdón, el mundo.

Pero perdón, la noche de los gendarmes
que me araña el pezón
Y me pide consuelo.

Todo eso, perdón, yo soy
un ángel.
Mi odio es infinito.
Mi odio espera el odio con olor a mantel
y derramado vinagre, ese odio
que se mea en el tacón de las bibliotecarias
hasta que nacen lirios
y la tierra empantana los taxis vigilando
una escuela.
Sí que conozco esa lluvia de dolor,
sí que conozco esa muñeca herida por el odio.

Y a veces las alas comienzan
a pesarme
y sobrevuelo el polvo
porque más allá de la muerte, más allá de la muerte
mi odio seguirá repoblando los bosques.

Puedo pensar que no, y entonces
hay un árbol.
Como un número blanco, como una ola de algas
tu cuerpo
largo y libre, algo lejano y mío, mío
hasta el desastre.
Un árbol con su techo delante de mi alma.

Será merced a mi alma que se va
con el primer ingrato de septiembre
o la milicia
que no espera
por una vez, por una sola vez,
para meterme en tu lengua ávida y rota
y perdonar al circo tanto asunto de valor,
tanto temblor,
tanta ruina con leones despeinados.

Mi amor, si digo esto mis ojos
crecen y
sonrío
pero, mi amor, si digo esto tu boca se parece a una tribu
roja que golpea cristales
y es el olor de las amigas que amé
tanto
detrás de un cementerio.
Mi amor, mi amor, y como este cuerpo que toco
alguna vez
una alegría sin centro me despierta en la noche
que no termina aún, que no acaba
y todo se ve azul
hasta morir
y yo habría de tener hierro en las manos
y quedarme. Tener
los pies, los días, las orejas,
los pechos y las alas
con hierro
y quedarme.

Esta es una canción desaparecida
para cantar con los brazos extendidos y los ojos
cerrados
y las rodillas
en el fango tormentoso de la culpa
mientras cae una lluvia de arcos y volutas milenarias.

Es más dulce mi cuerpo;
aquí está con medallas y
caderas, con el verbo del tabaco y la hojarasca.
Es más dulce
así
con huellas diminutas de dientes de ave viva
en mi sexo como una ropa
antigua que devora
la sal, en los pechos enanos como pruebas, retenidos
y aún distantes, enemigos para siempre,
y en la cintura que ardió
con muertos, barricadas, botellas,
armaduras
y un almanaque inútil con la fecha del ocho
y los niños del valle, los perros y las cañas.

Ven, amor, a degollar conejos encima de mis
nalgas.
cuánto tiempo he de esperar, cuánto tiempo
he de esperar.

Además
el silencio de la tierra que
no dice
palabras, que no dice
estertor,
que no dice
colegio ni cita mayo alguno.

Cuánto tiempo he de esperar.
(Luisa Castro Legazpi)