Seguimos en el Alto Porma para recorrer el Valle del Pinzón
Domingo, 18 de junio de 2017. Calor intenso. No es normal.
Puebla de Lillo (lugar de aposento) es un remanso de tranquilidad.
Es que la temporada de invierno estas tierras son muy visitadas por los amantes
del esquí. Este remanso de paz se ubica en el extremo occidental del Parque
Regional de los Picos de Europa de la Comunidad Castellana Leonesa. Hoy,
después de comer antes del regreso, visitamos el emblemático Torreón de Lillo.
La ruta realizada se corresponde con el sendero PR-LE 27 que se
caracteriza fundamentalmente por la variedad de paisajes y diversidad de
bosques como son los hayedos, choperas, robledales y abedules. Pasamos cerquita
de la Reserva del Pinar de Lillo que es un bosque mixto de pino silvestre
autóctono. El sendero rodea el Picos San Justo de 1.958 metros de altitud.
Partimos de Cofiñal, tomando una pista que sale a la izquierda,
aproximándose al río Porma, pasando por estupendos ejemplares de chopos.
Cruzamos el río para desviarnos, un poco más adelante, hacia la derecha. En
este tramo el río forma originales rincones llenos de belleza y pequeñas
cascadas que invitan al descanso y la observación, sin perder las estacas de
referencia.
Después de un buen rato caminado por senderos, nos acercamos a la carretera,
desde el que se puede observar el Pinar de Lillo que está considerada una
reserva de alto valor ecológico y de acceso restringido, según nos comenta
nuestro experto Federico.
Después de esta obligada parada para observar el pinar, caminamos
por una pista, a nuestra izquierda, que nos irá llevando al interior del Valle
de Pinzón. Poco a poco vamos ganando altura hasta que nos metemos en bosque de
hayas. A medida que avanzamos, la pendiente también se acentúa, hasta alcanzar
el Collado Pinzón a una altitud de 1.520 metros. A esta altura ya no hay árboles,
pero unas vistas estupendas sobre el circo del Ausente.
Toca descender dirección sur, al principio con desnivel suave al
principio y bastante pronunciado al final. Llegamos al lugar de Isoba y
entramos en el bar para tomar una clara de cerveza en un día tremendamente
caluroso. Una vez repuestos, abandonamos el lugar para caminar casi un
kilómetro y medio hasta llegar a un sendero que nos permite ascender hasta el
lago Isoba. Existe la posibilidad de no ir hasta el lago.
A medida que avanzamos el valle se va estrechando y aparecen los
abedules en la ribera del río. Caminamos por una senda que se va elevando sobre
el río en la hoz de Entrevados para descender hasta las orillas del río. Nos
encontramos con una señalización que indica el sendero hacia el Pozo de la
Leña, con vegetación espesa, apreciándose gratamente el frescor que ofrece este
rincón. En el tronco de un árbol, a orillas del río, encontramos una serpiente.
De regreso a la senda principal, siguiendo hacia nuestro punto de
partida nos encontramos una fuente, antes de unirse con el sendero que habíamos
tomado cerca del puente sobre el río Porma. Ya próximos al final de nuestro,
solo queda llegar al origen de nuestro recorrido, con un calor fuera de lo
normal. Diecisiete kilómetros y medio, de dificultad media.
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