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miércoles, 3 de febrero de 2021

DIOS HA MUERTO - LA GAYA CIENCIA - EL ALEGRE SABER

A punto de cumplir quince años, llegaron a mis manos libros muy usados, super leídos por muchos compañeros ávidos de otros conocimientos diferentes a los establecidos en aquella España del régimen de Franco.
Libros prohibidos, usados, que cambiaban de manos velozmente y que guardábamos en las bolsas de tela numeradas, que cada interno tenía para la ropa sucia. Como curiosidad, uno de estos libros estaba escrito en lengua portuguesa. Algunas obras: Ecce Homo, Genealogía de la moral, Más allá del bien y del mal, El anticristo, El crepúsculo de los ídolos.
Friedrich Nietzsche entró en mi vida como un vendaval, desconcertante, transgresor. Leí de forma atropellada “Dios ha muerto” en su obra “Así habló Zaratustra”. También aparece en “El alegre saber” (La gaya ciencia). Un fragmento:
“Dios ha muerto. Dios sigue muerto. Y nosotros lo hemos matado. ¿Cómo podríamos reconfortarnos, los asesinos de todos los asesinos? El más santo y el más poderoso que el mundo ha poseído se ha desangrado bajo nuestros cuchillos: ¿Quién limpiará esta sangre de nosotros? ¿Qué agua nos limpiará? ¿Qué rito expiatorio, qué juegos sagrados deberíamos inventar? ¿No es la grandeza de este hecho demasiado grande para nosotros? ¿Debemos aparecer dignos de ella?" (La gaya ciencia).
Un fragmento de Escritos biográficos de juventud:
“El primer acontecimiento que me conmocionó cuando aún estaba formándose mi conciencia fue la enfermedad de mi padre. Era un reblandecimiento cerebral. La intensidad de los dolores que sufría mi padre, la ceguera que le sobrevino, su figura macilenta, las lágrimas de mi madre, el aire preocupado del médico y, finalmente, los incautos comentarios de los lugareños debieron advertirme de la inminencia de la desgracia que nos amenazaba. Y esa desgracia vino: mi padre murió. Yo aún no había cumplido cuatro años. Algunos meses después, perdí a mi único hermano, un niño vivaz e inteligente que, presa de un ataque repentino de convulsiones, murió en unos instantes”.
En el diario El País:
En la puerta del retrete de un bar de carretera, alguien había escrito: “Dios ha muerto”. Firmado: Nietzsche”.
Debajo de este aforismo otro usuario había añadido: “Nietzsche ha muerto”. Firmado: Dios”.
Ante este par de sentencias inexorables Woody Allen comentó: “Dios ha muerto, Nietzsche ha muerto y yo no me encuentro muy bien de salud”. Es una bonita forma de bajarle los humos al superhombre. (Fuente: El País – Cultura de fecha 21/05/2015 Manuel Vicent)

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