Dias trágicos de febrero de 1937, entre 7 y el 14.
La caída de Málaga en las manos de los fascistas sublevados, provocó la huida deseperada de miles de hombres, mujeres y niños. Más de 150.000 personas se echaron a la carretera para escapara de la ira de las tropas franquistas. Miles de mujeres, hombres, ancianos y niños fueron masacrados.
La distancia, el hambre, la sed, el cansancio, y el frío por las noches, quienes huían tuvieron que enfrentarse a algo mucho peor. Cuando las fuerzas sublevadas/nacionales fueron informadas por la aviación de que grandes columnas de gente huían por la carretera hacia Almería, se ordenó su persecución y hostigamiento.
El general Queipo de Llano (9 de febrero de 1937) en una de sus famosas alocuciones radiofónicas dijo:
“Una parte de nuestra aviación me comunicaba que grandes masas huían a todo correr hacia Motril. Para acompañarles en su huida y hacerles correr más a prisa, enviamos a nuestra aviación, que les bombardeó."
Bombarderos italianos Savoia Marchetti descargaron sus bombas sobre la columna de gente sembrando el pánico y provocando la muerte de centenares de personas.
Los cazas Fiat que no portaban bombas se dedicaron a ametrallar la carretera con sus cañones.
Cuando a los italianos se les agotaron las municiones, el mismo Queipo de Llano se embarcó en el crucero Baleares, y junto con los cruceros Canarias y Almirante Cervera se dedicaron a cañonear la carretera de la costa.
Utilizando el ingenio para producir la mayor cantidad de muertes posibles, buscaron los tramos en que la carretera circulaba entre las montañas y el mar, para apuntar sus cañones montaña arriba y producir derrumbes que sepultaran a la multitud.