Martes, 4 agosto 2020
En la década de los años setenta (un niño) viajé en tren hasta Cecebre (apeadero), para pescar a la salida de la flamante y reciente construcción de la "presa de Cecebre". Guardo en mi recuerdo ese fantástico día, descansando en un jardín mágico y saboreando mi bocadillo de jamón y queso comprado en los supermercados Claudio de A Coruña. En aquellas fechas comprabas el bollo de pan y te lo rellenaban de jamón, queso… En mi caso la mayoría de las veces, compraba de mortadela porque me salía más económico. Eso sí, pedía que el relleno fuera un poquito más abundante.
Lugar de biodiversidad, invitaba a quedar para siempre. Pasé el resto de la tarde, hasta la llegada del tren para Coruña paseando por aquel bosque sorprendente y mágico. El bosque de Cecebre vinculada a Wenceslao Fernández Flórez. Es uno de los días más interiorizados de mi vida. ¡Que fue de aquel bosque! Hoy he vuelto a Cecebre (segunda vez) para recorrer el "Embalse de Abegondo-Cecebre". Me siento triste porque aquel bosque ya no existe, tal cual lo interiorizara. ¡Qué pena! El progreso. Queda dentro de mi un recuerdo vivo del Bosque que cita Wenceslao F.F.
A pesar de todo, es un paraje que merece la pena visitar, a pesar de la presión humana. En algunas zonas, las más inaccesibles, mejoraron con bosque típicos de la ribera. Sauces, amieiros, robles y la presencia habitual del eucalipto y el pino. Especies acuáticas, aves, reptiles. Gran abundancia del cangrejo americano. El aula de naturaleza de Crendes de Abegondo estaba cerrada.
Un recorrido muy bonito, interesante y con vistas hermosas y muy recomendable.
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