Sábado, 02 de abril de 2016. Ruta de las Fuentes Curativas de Noceda del Bierzo.
Ruta señalizada como PR-LE-44 en la red de senderos de Castilla y
León
Destino Noceda del Bierzo. La Suiza Berciana.
Actividad organizada por el Club
Pena Trevinca Barco con esmero y de manera perfecta. ¡Gracias!
Ruta de la
Fuentes Curativas de Noceda. Una ruta
destacada de la comarca del Bierzo, por lugares
fantásticos, variada y con numerosos atractivos en un recorrido circular
perfectamente señalizado. Una ruta visitando las distintas fuentes minero
medicinales que existen.
Noceda forma parte de
la comarca del Bierzo, ayuntamiento
de la provincia de León. Atravesado por el río Noceda que nace en la
Sierra de Gistredo. Un pueblo muy largo
situado en las faldas de la de la sierra anteriormente citada.
Es de significar el Mirador de La Gualta, con
sorprendentes vistas sobre los pueblos de Noceda y los montes Aquilianos al fondo, todavía blancos.
Abandonamos el mirador descendiendo zigzagueando por una
senda muy vertical, acompañados de una cuerda de sujeción hasta la catarata de La Gualta, explosiva por
la abundancia de agua. Bonita estampa. Invita a permanecer mucho tiempo en este
paraje idílico.
El itinerario
es: Noceda (cartel indicativo) – Fuente Juan Álvarez – Fuente del Azufre –
Fuente da la Salud – Mirador de las Peñas de La Gualta – Cataratas de la Peña
de La Gualta – Fuente del Canalijo – Piscifactoría – Fuente del Rubio (no
visitada) – Noceda.
Por consenso no visitamos la Fuente del Rubio porque nos paramos mucho tiempo en la piscifactoría
comprando truchas.
Comida: Restaurante
La Fontaninas.
Un recorrido de once kilómetros de dificultad media, con desnivel
acumulado de ascenso de cuatrocientos metros y de descenso en torno
a los trescientos setenta metros. Un lugar recomendado.
Información del Ayuntamiento de Noceda del Bierzo,
textos de Manuel Cuenya:
El recorrido de
la ruta, que nos remite a un mundo de fantasías, se halla bien señalizado y
discurre entre tupidos castaños que convierten el paseo en un placer para los
amantes de las plantas y todo un lujo para los sentidos. Se recomienda llevar
buen calzado y alguna provisión en las bolsas y mochilas, pues el trayecto
supera los diez kilómetros. También se la conoce como la ruta de la genciana,
ya que la zona es pródiga en una planta que, lamentablemente, se encuentra en
peligro de extinción. La genciana se toma en infusiones, vinos, elixires o
refrescos, y se recomienda en tratamientos digestivos, diurético o para
combatir la tos. Los arándanos también abundan, siendo muy apreciados como
ingredientes básicos para el orujo. Cabe la posibilidad de hacer la ruta en el
sentido de las agujas del reloj, o bien en sentido contrario.
El punto de
partida puede ser una zona conocida como el Mouro, o bien el punto de llegada,
a gusto del visitante. El nombre de El Mouro nos evoca un mundo de ensoñaciones
y nos devuelve a una infancia tocada por la varita mágica de las romerías y los
juegos.
Normalmente, el visitante suele partir del
camping de Chanos, ubicado en el barrio de Río, y a partir de ahí inicia un
cómodo ascenso, hasta alcanzar la fuente de Juan Álvarez. Luego puede continuar
hasta la fuente del Azufre, de agua ferruginosa, bicarbonatada mixta. Dicha
fuente hunde sus raíces en un paraje de aspecto selvático, donde vemos una
pequeña cascada. El agua tiñe y salpica de color rojizo a quienes se acercan a
echar un trago. Y se dice que produce un apetito comparable al de un león. En
cualquier caso, se trata de un enclave idóneo para darse un capricho,
interrumpir la caminata y disfrutar de la merienda.
Muy cerca se
halla la fuente de la Salud, cuya agua es oligomineral, clorurada sulfatada
mixta. El manantial de la Salud, al que bautizara otrora como manantial de la
Doncella -pues el agua brota a chorros por entre un manto de musgo-, es otro
lugar perfecto para hacer un alto. Basta asomar la boca al caño, clorurado y
salutífero, para sentir las destrezas del líquido elemento.
A partir de
estas fuentes el sendero se vuelve cada vez más empinado hasta llegar al
mirador de las Peñas de La Gualta o Lagualta, donde el viento de la sierra
alivia el sudor de la caminata. Desde esta posición privilegiada se contempla
una idílica estampa del valle de Noceda. A partir de aquí comienza el descenso
por una pendiente considerable, aunque unas cuerdas, puestas ex profeso en el
sendero, ayudan al excursionista en su bajada y le dan seguridad, hasta llegar
a la catarata de las Peñas de La Gualta o Lagualta. Un poderoso chorro de agua
cae a plomo sobre un pozo desde unos veinte metros de altura, invitando al
visitante a refrescarse en cuerpo y alma, sobre todo si el día es caluroso, y a
dejarse arrullar por su sonido.
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