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martes, 1 de mayo de 2018

RUTA PR3 CAMINHOS DO SOL NASCENTE - AROUCA - AVEIRO (PORTUGAL)



El Valle de Moldes es de gran belleza visto desde cualquier punto elevado de los montes que lo rodean. Revestido de olivos en las vertientes abrigadas, guardando suelos exuberantes en las zonas naciente y sur, elevándose en terrazas, desde el centro a la periferia, en todas sus vertientes.
El último refugio de la castaña de Arouca, en una región de contactos de rocas: granito en las vertientes poniente y sur, xistos (rocas laminadas) antiguos al norte y al este.
El origen del topónimo Moldes ha sido bastante discutido. Según Manuel Rodrigues Simões Júnior y Almeida Fernandes, esta designación resulta de la evolución del latín molinos (molinos). Hay documentos que hablan de la Villa Ribulo Mollides y las Memorias Parroquiales refieren que el "río de Moldes tiene cuarenta levadas y treinta y ocho son de molinos". Así, el topónimo vendrá de río de Molinos - río de Moldes.
Varios documentos relatan las vicisitudes por las que Moldes pasó durante la invasión árabe. Esta región era importantísima en toda la estrategia militar, tanto musulmana como cristiana, habiendo ocurrido sucesivas refriegas que casi siempre ocasionaban la destrucción de la Iglesia Matriz.
El PR3 "Caminos del Sol Naciente" es un recorrido de pequeña ruta, con cerca de 13 kilómetros, circular, con un pequeño ramal de acceso a la Iglesia Matriz de Moldes, donde se inicia.
Por ser circular puede ser iniciado en cualquiera de los lugares por donde pasa y en cualquier sentido, pero por la subida de Moldes para Bustelo se recomienda por ser más suave:
Junto a la Iglesia de Moldes tomamos la carretera asfaltada en dirección a Fuste y, pasados trescientos metros, después de la bifurcación para Friães, la abandonamos, tomando a la derecha un camino que nos lleva a la Sierra.
Siguiendo las marcas amarillas y rojas encontramos un camino antiguo que, subiendo, nos conduce por un bosque donde predomina el pino, aquí y allí salpicado de castaño y roble. Algunos eucaliptos también, para desgracia de la zona.
Continuando por él y después de frondoso bosque de castaño y roble, llegamos a Bustelo. Se pueden contemplar los campos en terrazas, después de lo que se recorre la aldea por su camino más antiguo, pasando una rústica, sencilla y bella fuente de agua cristalina y fresca, fresca, digamos fría en el día de hoy, entrando de nuevo en el camino de asfalto hacia la antigua escuela. Junto a ésta, retomamos los caminos antiguos y tradicionales.
Después de atravesar el arroyo de Espinho, tomamos un camino, a la izquierda, que sube suavemente, bajo las ramas frondosas de otro bosque. En una curva apretada, tomamos el camino de la izquierda, un camino muy antiguo que hacía la conexión de las aldeas de montaña (Cabreros, Tebilón y Cando) a la sede del Municipio. Por aquí que se hacían los funerales para el cementerio de Moldes. Siguiendo por dicho camino, que sube suavemente, alcanzamos un molino flanqueado de bellos ejemplares de acebo y luego un peto de ánimas.
Después de atravesar el arroyo en un pequeño puente de arco seguimos, subiendo suavemente, hacia Espinheiro. Aunque el recorrido pase al lado, la arquitectura y la construcción tradicional, donde impera el granito, merece una visita.
Atravesada la carretera de asfalto que une Adaúfe a Espinheiro, pasamos por detrás de este último lugar continuando subiendo la Sierra. Después de alcanzar un gran tramo de subida, estamos en la cuota cercana a los 800 metros de altitud. De aquí tenemos deslumbrante panorámica sobre el valle de Moldes y la Sra. da Mó, al norte; para Nordeste la Serra do Montemuro, para Noroeste los campos en terrazas de Adaúfe y de Bustelo. Avistamos ardillas.
Descendiendo por la carretera, rápidamente alcanzamos, al final de éste, un gran tanque comunitario de regadío tradicional. En este lugar seguimos por el camino de asfalto, hacia la derecha, hasta Fuste.
Después de admirar algunos motivos interesantes de contenido agrícola forestal, seguimos por el camino tradicional hasta el núcleo más antiguo de la aldea. Nos encontramos un molino ahora parado. Continuamos el recorrido, otra vez por la carretera de asfalto que nos lleva hasta la escuela.
Inmediatamente tomamos el camino de la izquierda, bajando a Cova y al valle de Moldes. Se advierte el frondoso bosque, uno de los más bien conservados de Arouca, y en su bosque con algunos ejemplares de acebo, laurel y madroñero, entre otros.
Llegados a Cova, seguimos hacia la izquierda. Se observa la forma integrada y armoniosa de los núcleos habitacionales de Póvoa y de Friães: los bosques circundantes, los cultivos de maíz, las ramas de las viñas
Pasados 900 metros dejamos la carretera de asfalto, atravesamos un pequeño puente de arco y estamos, otra vez, en un camino tradicional. Pasamos Póvoa y luego Friães y poco después estamos de nuevo en la Iglesia de Moldes.
Trece kilómetros de dificultad media por un lugar desconocido de Portugal que deja un grato recuerdo de esta zona interior del país vecino.