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martes, 29 de julio de 2014

VENDRÁ LA MUERTE Y TENDRÁ TUS OJOS - CESARE PAVESE

Constance Dowling tuvo una aventura sentimental en Nueva York con el director cinematográfico Elia Kazan, el cual estaba casado. La relación finalizó cuando Dowling fue a Hollywood a cumplir con un contrato cinematográfico. ​ Posteriormente, tuvo una relación con el poeta y novelista italiano Cesare Pavese, que se suicidó en 1950 tras ser rechazado por Dowling. Uno de sus últimos poemas se titulaba Vendrá la muerte y tendrá tus ojos.
Víctima de repetidas crisis depresivas, Cesare Pavese se suicidó el 27 de agosto de 1950 en un hotel de Turín, ingiriendo doce sobres de somníferos.
Cesare Pavese se quedó tan triste, desesperado después de un desengaño amoroso y pensó que era mejor echarse a dormir un rato, y ya no se despertó el 27 de agosto de 1950. 
Fueron los somníferos, como tantas otras veces, y dejó escrita esta última nota en su diario días antes: Tutto questo fa schifo. Non parole. Un gesto. Non scriverò più. (Todo esto da asco. Sin palabras. Un gesto. No escribiré más). Escribió un precioso y terrible poema, una de las odas más famosas y estremecedoras de amor a la muerte.
En el hotel de Turín:
El 27 de agosto de 1950 se suicida tomando diez dosis de somnífero en un hotel de Turín. El 16 escribió: "Un clavo saca a otro clavo, pero cuatro clavos hacen una cruz" y "mi obra pública está acabada en lo que me es posible. He trabajado, he dado poesía a los hombres, he compartido la pena de muchos". El 17 escribió: "No deseo nada más en esta tierra. Este es el balance del año no acabado, que no acabaré". El 18 acaba: "No escribiré más". Y en el cajón de esa habitación encontrarán un poema: ·"Vendrá la muerte y tendrá tus ojos". Los de ella.
Despedida:
"Perdono a todos y a todos pido perdón. ¿De acuerdo? No murmuren demasiados chismes"


Un non se mata polo amor dunha muller. Un mátase porque un amor, calquera amor, nos revela a nosa nudez, a nosa miseria, o noso desamparo, a nada. (Cesare Pavese).
Cando somos novos lamentamos non ter unha muller, cando nos facemos vellos lamentamos non ter a muller. (Cesare Pavese).
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Escritor, poeta e filósofo italiano, un dos máis importantes do século XX. Cesar Pavese foi o último de cinco fillos dunha pequena familia burguesa de orixe campesiña. En 1914 queda orfo de pai e tempo despois trasládase coa familia a Turín, onde cursa estudos nun ambiente antifascista. En 1932, Cesare Pavese licencíase en letras cunha tese sobre Walt Whitman e comezaría a realizar traducións de autores ingleses e norteamericanos para a editorial "Frassinelli". En 1934 é nomeado director da revista "Cultura" e publica escritos antifascistas que o conduciron ao cárcere, sendo un prisioneiro político por un tempo en Brancaleone Calabro e dedicándose a escribir. Recupera a liberdade en 1936, Cesare Pavese regresa a Turín e publica "Traballar cansa", cuxos poemas moi innovadores concitan moita atención e comeza a escribir "O oficio de vivir", un diario íntimo que escribiría ata a súa morte. Durante a Segunda Guerra Mundial (1939-1945), refúxiase coa súa irmá en Serralunga e perde contacto cos acontecementos que suceden, inscribíndose no Partido Comunista Italiano (PCI) finalizada a guerra. Cesar Pavese foi un escritor comprometido coa realidade e un home en constante loita coa súa soidade interna, que tratou de vencer durante toda a súa vida. Tras a ruptura da relación que mantiña coa actriz norteamericana Constance Dowling e unha depresión importante, suicidouse nun cuarto de hotel despois de recibir un premio literario polo seu libro "O belo verán".
Vendrá la muerte y tendrá tus ojos
esta muerte que nos acompaña
desde el alba a la noche, insomne,
sorda, como un viejo remordimiento
o un absurdo defecto. Tus ojos
serán una palabra inútil,
un grito callado, un silencio.
Así los ves cada mañana
cuando sola te inclinas
ante el espejo. Oh, amada esperanza,
aquel día sabremos, también,
que eres la vida y eres la nada.
Para todos tiene la muerte una mirada.
Vendrá la muerte y tendrá tus ojos.
Será como dejar un vicio,
como ver en el espejo
asomar un rostro muerto,
como escuchar un labio ya cerrado.
Mudos, descenderemos al abismo.