Serra de Queguas
Sábado, 01 de octubre de 2016.
Fantástico día otoñal. Un recorrido por A Serra de Queguas,
utilizando en algunos tramos parte del sendero de pequeño recorrido que forma
parte de la red de senderos del Parque Natural Baixa Limia-Serra do Xurés (PR-G
27 Ruta de Queguas).
Recorrido contrario a las agujas del reloj, subiendo pausadamente.
En cuotas superiores a los mil metros las vistas en todo el contorno son
fantásticas, divisando la sierra del Xurés, sierra do Quinxo (totalmente
calcinada) y el cordal de las genuinas montañas portuguesas de Peneda Gêres.
Vistas espectaculares sobre a Pena de Anamán, perece que refugio de
forajidos.
El bandolero Xan das
Congostras
Bandolero mítico del que se asegura que estuvo activo por el siglo
XVI y siguientes, mismo hasta en el siglo XIX. Para algunos era gallego, nacido
en Pereira, el Entrimo (Ourense), y para otros portugués. Después de robar solía
esconderse en A Pena de Anamán que está en los lindes de Galicia, en la Sierra
del Leboreiro, pero en terreno portugués. Sus víctimas eran sobre todo los
curas y gustaba cortarle las orejas. También se dice que él y su banda fueron
reducidos en un lugar llamado A Picada.
Xan das Congostras y sus compinches regresaban de robar la rectoral
de Terrachán. Los guardias los esperaban en lugar de Ferreiros, detrás de una
lata (entramado sobre lo que se extienden las parras) y cuando pasó Xan das
Congostras y su cuadrilla por allí derribaron la lata sobre ellos y los
apresaron a todos. En las comarcas de la zona quedó la memoria de este
bandolero, incluso existen coplas sobre este particular.
Proseguimos nuestro itinerario disfrutando de este mágico lugar.
Una Parada en a Casa da Moura, monumento funerario perteneciente a la parte
final del neolítico. Nuestro próximo punto son As Cortes da Carballeira,
construcciones usadas durante la primavera y el verano los habitantes de
Queguas subían el ganado en busca de pastos. En este lugar está la Ermida da
Ascensión junto a un enorme roble monumental y supongo que centenario.
A medida que bajamos, el paisaje evoluciona. Carballeiras y prados
ya acusan con sus colores los contrastes otoñales. Son indicios que estamos
próximos el pueblo de Queguas. Caminamos por calzadas de piedra. Pueblo casi
vacío, todo en silencio. Animales pastando. Nos detenemos observando una
capilla que parece abandonada. Descendemos hasta a Corga da Ponticela para en
una subida muy pronunciada pero corta llegamos al inicio de este fenomenal
recorrido de doce kilómetros de dificultad media.
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