El Homus Económicus no existe, es un
modelo imaginario para entender su comportamiento dentro de la economía y
buscar comportamientos económico – sociales y teorías económicas.
Intentará maximizar el beneficio con el esfuerzo mínimo. “Si trabajo, no tengo tiempo para ganar dinero”. Así es el HE.
Y es que ante el dinero, todos nos
comportamos de manera similar. Un bien necesario, que existe, fatalmente
distribuido. Tenemos diferentes fines, prioridades, gustos, sentimientos,
deseos, ambiciones y nos igualamos en la conducta racional en los intercambios económicos. Este Homus Imaginario domina a nuestros representantes sociales, religiosos, sindicatos, y organizaciones
diversas. Mueve voluntades, destruye lazos familiares.
Vivimos buscando la propiedad efectiva mediante la posesión, como medio para conseguir la felicidad. Y es que la propiedad de los bienes nos garantiza el
intercambio de ellos en los mercados, movidos por el dinero. Y el dinero da la felicidad
porque permite la posesión. Un círculo virtuoso y macabro. El poder financiero lo domina todo.
Keynes: “Cuando la acumulación de riqueza ya no sea de gran importancia social,
habrá grandes cambios en los preceptos morales. Podremos librarnos de muchos de
los principios pseudomorales que han pesado durante doscientos años sobre
nosotros, siguiendo los cuales hemos exaltado algunas de las cualidades humanas
más despreciables, colocándolas en la posición de las más altas virtudes”.
Necesitamos una catarsis global. ¡Una utopía!
Ingenieros industriales, de caminos, minas, informáticos, agrarios, etc. son vitales para la sociedad. Odio la
ingeniería financiera y tributaria.