Buenas noches.
Llegamos al final de la semana inmersos en tambores de guerra comercial, desatada por el tariff man, seguidor el Mckinley, que fue vigésimo quinto presidente de los EEUU.Estamos en tregua de guerra. Noventa días. Da la sensación que atacar varios frentes a la vez era demasiado para el flamante presidente.
Se centra en China. La artillería arancelaria está en el campo de batalla y las armas tarifarias a pleno rendimiento con guarismos por encima del 100%.
Hay un bloqueo en el frente de batalla. Si no aflojan, la actividad comercial estará interrumpida entre las dos economías más importantes del planeta.
El frente de batalla “Unión Europea” queda aparcado por tres meses. La respuesta desde Europa es la aceptación de la tregua. No salimos indemnes. Mientras tanto, como buenos ciudadanos, aceptamos una tarifa plana del 10%. Y contentos.
Esta semana hemos vivido una volatilidad brutal, con vaivenes constantes en los índices bursátiles. Y el presidente americano aconsejando comprar títulos, antes de ordenar la tregua arancelaria. Lo nunca visto.
Los guarimos registrados en los mercados financieros de todo el mundo, serán de estudio en las universidades y en las escuelas de negocios por las generaciones venideras.
El informe de la Universidad de Michigan, sobre la confianza del consumidor, ha sido un hándicap para los mercados.
Este informe mide las expectativas que tienen los ciudadanos de Estados Unidos del comportamiento de la economía durante el año próximo. Con la llegada de Donald la confianza está por los suelos.
Lo que sin duda puede hacer temblar a este hombre, con ideas de finales de siglo XIX, es el precio de los bonos. El país del Tío Sam está muy endeudado.
La caída del precio de los bonos de los Estados Unidos a largo plazo (30 años) ha sido relevante. En el día de hoy su rentabilidad se aproximó al cinco por ciento. Con estos porcentajes, la bolsa no puede asumir con alzas positivas las posibles buenas noticias sobre los aranceles de Trump.
El bono americano, hasta la llegada de este presidente, era un activo seguro. Se está descontando la pérdida de confianza, aumentando la prima de riesgo de forma considerable, también para los empréstitos de las empresas y los activos del país.
El dólar se está depreciando y el oro es el gran beneficiado.
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Fuente: Elaboración propia - Datos de U. de Michigan |